Pues ya pasó...
Esa semana, el día 16 de mayo hizo 5 años de mi diagnóstico de cáncer de mama.
A los sanotes os sonará raro que celebre ese día, pero cuando ese día crees que puedes morirte, llegar a los 5 como si hubiera sido un suspiro... no sé... es un regalo.
Tengo cicatrices, pero ahí ando... como si sólo fueran físicas.
Pues lo dicho, celebré ese día a mi manera.
5 y sumando.
Una cosa que echo de menos de la quimio... bueno, no sé si exactamente es echar de menos. Quizá es mejor decir que lo único bueno de los efectos de la quimio era la sensación de andar en una especie de "nube de observación". Yo andaba, corría, miraba... pero como a cámara lenta.
Y disfrutaba de mirar las cosas.
Así de simple.
Miraba a las personas y veía la belleza que en ellas residía.
Miraba un paisaje y en él me bañaba, como aislada del mundo. Como si me perteneciese.
Eso era gracias a la quimio... porque han pasado los años... y lo he perdido.
Y era tan placentero.
Ahora encuentro una sensación similar cuando hablo con mis oncoamigas. Hablo menos de lo que me gustaría porque de verdad que no me dan las tardes para mucho más, entre apuntes, casos prácticos y el sueño.
Pero sí, siento que en ellas puedo encontrar esa paz que encontraba en esa nube, quiminube.
Con ellas te une algo que no te une con nadie... y te hayan quitado las 2 tetas, 1 teta, 1 teta y los ovarios, un cachito de la teta izquierda, 25 ganglios o tan solo 2... con ellas sientes que el mundo es sólo de las que pasamos por el cáncer de mama.
Y el tiempo que hablas con ellas... de nuevo te lleva a esa "nube" en lo alto... donde todo lo que te rodea está tan lejos.
Es como si nosotras fuéramos las únicas en saber el secreto de la vida eterna... o fuéramos las que tuviéramos que custodiar el Santo Grial.
Esta semana he recordado que soy fuerte y que no sé si puedo con todo, pero sé que sí que debo intentarlo todo.
Y que eso ha sido mi "regalo"... saber que si quieres algo, hay que luchar por ello.
Y no he parado desde entonces.
Mis oncoamigas a veces no han sabido que son fuertes y valientes, yo misma... pero tuve una gran suerte de estar rodeada de mujeres fuertes, valientes y alegres que me lo recordaron.
No todas saben lo que es el cáncer... pero sí tienen cicatrices en el corazón.
Hoy se habla tanto de feminismo... Pues eso es el feminismo.
Mujeres con mujeres, luchando por lo que deseamos y soñamos.
Todas formamos una tribu.
Yo tengo mi tribu de campeonas... de mujeres luchadoras. Tienen nombre y apellidos y esta semana les hice saber que las quiero. Y si me faltó alguna... pues ahora se lo digo...
OS QUIERO
No hace falta tener cáncer de mama para ser una campeona porque las mujeres sabemos mucho de lucha. Y de perder y de ganar.
Pero siempre todo parece más difícil para nosotras.
En nada, me voy a la cama y a empezar una nueva semana agotadora.
No me quiero ir sin deciros que el día 16 de mayo quería hacer algo especial. Quería un recuerdo bueno que siga borrando ese recuerdo malo...
Voy progresando en ello... pero es tan difícil.
Tenía pensando cómo pasar el día... y no hice nada de lo que tenía pensado, pero hice algo que me hizo sentir bien. Y eso ya es un "cacho" de mal recuerdo borrado.
Si tus problemas te parecen lo más importante... si te crees que por tener un cáncer de mama eres la persona con más mala suerte del mundo y la tristeza se apodera de ti...
Yo recordé que es triste perder la sonrisa, que el cáncer te quita muchas risas de tu vida.
Pero no hay nada peor a que te roben la sonrisa cuando eres un niño.
Me crucé con Diego en el camino y el destino me llevó a esta ONG.
No es nada... sólo es dinero para mi.
Pero espero que sirva de mucho.
Las mujeres debemos de ser tribu. Y nadie como nosotras para entender que los niños no deben perder la sonrisa, y mucho menos la vida.
Con tetas o sin ellas... haz algo positivo con la vida. Y devuelve algo.
Ahí lo dejo.