Es algo en lo que vengo pensando últimamente... Creo que somos una especie quejica por naturaleza, la verdad. Unos más y otros menos, pero precisamente en esta naturaleza humana va el no estar satisfecho con uno mismo o con lo que tenemos.
Esto tampoco creo que sea algo malo. De hecho pienso que el no estar satisfecho va ligado al espíritu de superación y a las ganas de conseguir o hacer realidad nuestros sueños. Todos deseamos algo mejor para nuestras vidas.
Esto tampoco creo que sea algo malo. De hecho pienso que el no estar satisfecho va ligado al espíritu de superación y a las ganas de conseguir o hacer realidad nuestros sueños. Todos deseamos algo mejor para nuestras vidas.
No voy a ser una cínica, y desde luego que todos tenemos derecho a quejarnos. La vida no siempre nos brinda buenos momentos y es difícil mantenerse optimista y no caer en el desánimo.
Por mis circunstancias, podría haber estado lamentándome durante este año de la mala suerte que he tenido, de por qué a mí, de qué desgraciada,... Podría y a ver quién es el guapo o la guapa que me dice que no debo quejarme. Creo que sólo al principio, en la incertidumbre, en el "Uff, lo que me espera", dije eso de por qué a mí y precisamente ahora. Tengo la suerte de tener a mi lado a un compañero que me hacía pensar que eso es una pérdida de tiempo y que lo que no se puede cambiar, hay que afrontarlo. Y me ayudó a limpiarme los ojos de lágrimas y que el desánimo no fuera mi forma de vida. Y respiré. Y no me quejé más de mi mala suerte. Y , lo más importante, logré no amargarle la existencia, ni la mía.
¿Pero qué son buenos y malos momentos? ¿Cuándo está bien quejarse? ¿Hasta cuándo estaría permitido? Aún busco respuestas.
Yo que me he quejado en esta vida de muchas cosas, es precisamente ahora cuando he aprendido a no quejarme tanto y a saber lo que es una queja tolerable y lo que no es o no debería ser tolerable. Ahora cuando me quejo de que me duele algo, inmediatamente me digo, Ana... con lo que has pasado ahora te quejas de esta chuminá? Y entonces, me aguanto, y ya no me duele tanto.
¿A todos nos ha pasado eso, verdad?
¿A todos nos ha pasado eso, verdad?
La comparación. Esa es una herramienta para vivir de forma positiva.
La segunda parte del pensamiento del día es el agradecimiento. Es fundamental. Una norma debería ser 1 queja - 10 agradecimientos. Esto nos ayudaría a darnos cuenta de la fortuna que nos rodea y eso aleja la sensación de mala suerte o de desgracia.
Los quejicas profesionales, que todos conocemos, son aquellas personas a las que le falla ese equilibrio o lo entienden al contrario, más quejas que agradecimientos. Son aquellas que no trasmiten desánimo por un mal momento en su vida o una sucesión de problemas, que todos aceptamos y entendemos y hasta nos solidarizamos, sino son aquellas que trasmiten negatividad y pesimismo y te chupan tu energía y hacen que tu esfuerzo diario de mantenerte alegre parezca una chorrada de "friki". Son esas personas que logran que las rechaces porque no tienen ni idea de lo afortunadas que son y no hacen más que quejarse. De todo.
¿A que todos conocemos a gente así?
Siempre he dicho que todos llevamos nuestra cruz a cuestas, pero quien menos se queja suele ser la que más peso lleva. Creo que deberíamos aprender a relativizar lo que son problemas o malos momento y lo que no. Que es un fallo gordo que cometemos. Todos llevamos una cruz a cuestas, cierto, pero, a ver, pongo un ejemplo para explicarme de forma sencilla, no se me ocurre irme a una unidad de día con enfermos recibiendo su quimio y decir qué lata que tengo que pasar mis revisiones oncológicas y qué miedo me dan. Mi queja no puede ir dirigida a ellos, nunca. ¿Me explico?
Este es, a mi modo de entender las cosas, otro de los problemas de estos quejicas profesionales, que no ven tu cruz, sólo ven la suya y claro, cualquier momento es bueno para quejarse, y claro, de tanto escuchar sus quejas y sus desgracias acabas portando tu todo el peso. Eso, o los mandas al carajo. Tú decides.
Yo he decidido.
Feliz finde.
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