viernes, 11 de septiembre de 2015

Mis idas y venidas


El tiempo pasa y la vida sigue... es lo que se suele decir, ¿no? 

¿Quién soy yo para desmentir eso? 

Nadie. Sin embargo, creo que tengo pruebas de lo contrario. Cuando has pasado por un cáncer de mama sientes que la vida se para, bueno no, no la vida en general, la vida ya hemos dicho que sigue, la que se se para eres tú y la tuya contigo, so tonta. 

¿A quién se le ocurre ponerse enferma? 

Cuando empecé a recuperarme de la operación y empecé a tener algo más de valor para hacer cosas sola, me pasaba lo siguiente continuamente... Me abstraía del mundo. 

Para que entendáis lo que quiero explicaros os describo:

¿Habéis visto alguna película en la que el/la protagonista de repente se queda parado fijando la mirada y el mundo que le rodea sigue su curso, sin pararse y todo avanza mientras que él o ella parecen visualizar una solución?

Pues eso mismo... todo el rato.

Yo podía estar dando un paseo, que oía una risa y mi mundo se paraba. Me quedaba absorta en mis pensamientos y me planteaba, ¿¿yo podré volver a reírme así?? Y yo me movía, seguía caminando, pero como a cámara lenta.

Iba en el autobús (que me costó la misma vida volver a coger un autobús yo sola, por el miedo a los golpes y porque yo necesitaba los asientos reservados mucho más que esas viejotas que me miraban tan mal por estar ocupándolo), y miraba a la gente, de nuevo absorta en mi pensamiento, ¿la gente que me rodea será consciente de la suerte que tienen de estar sanos? 

Así os podría aburrir con miles de situaciones en las que mi mundo se ha parado, pero no el vuestro. Y, seré egoísta, pero duele. Mucho. 

Esa sensación, afortunadamente, la perdí hace tiempo. Siempre lo he achacado a los efectos neurológicos de la quimio, precisamente porque acabó por desaparecer. Sin embargo, últimamente he recuperado en parte esta capacidad de aislarme del mundo en un momento y darle vueltas en mi cabeza a la pregunta de turno...que se ha vuelto en los últimos días la misma, siempre....

¿por qué tuvo que ocurrirme a mí?

Estoy en mis idas y venidas, que el cáncer me ha regalado. Así que, sé que no debo. Que no deben plantearse preguntas que no tienen respuesta. Pero es lo que hay. El Zoladex me tiene tan dolorida últimamente que me parece caro lo que tengo que pagar por estar sana. Así que, me da a mí que me lo plantearé mil veces más (ojalá sólo me dure lo que me dure el tratamiento) porque es injusto como la vida sigue para todos los sanotes, pero para nosotras, las supervivientes, la vida se paró y simplemente nos dejamos llevar cual marioneta confiando en que quien mueva nuestros hilos, sepa lo que está haciendo. 

Una hace sus esfuerzos... para moverme más rápido que el que maneja mis hilos...Así parece que tengo el control, control de mi vida, ese que perdí cuando me diagnosticaron cáncer. 

A veces, lo consigo, tracatrá, pero otras, caigo sobre mi misma, con la cabeza gacha, algo triste porque acabó la función, pero como creo en las tostadas que caen boca arriba, tengo la esperanza de que empiece la siguiente sesión.

Feliz fin de semana... 

Se os quiere. 

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