No hay nada como una tarde de lluvia para sentarse delante del ordenador y reunirme con vosotras.
De nuevo llegó el fin de semana y de nuevo tocó que lloviera, pero esta vez el viento se apuntó a la fiesta. Sigo teniendo que hacer mil trabajos para acabar el máster...
...no sé cómo lo haré, pero hoy he decidido confiar en mi.
Nunca lo he hablado, pero una de las peores cosas que te arrebata el cáncer de mama es la confianza en ti misma. Y si ya tenías poca, dala por perdida, aunque no para siempre.
Además de unas tetas, el cáncer de mama se llevó parte de mi autoconfianza. Así que, es extraño porque en principio sabes que puedes con todo, ¿no vas a poder después de todo lo que has pasado?
Pero este todo hace más bien referencia a la parte física y también emocional:
Has estado físicamente tocando fondo, pero día tras día te has superado.
Has estado emocionalmente destrozada, pero día a día has pegado los trocitos y has construido un nuevo corazón que tal vez late mucho más fuerte que antes.
Pero...
Normalmente con un diagnóstico de cáncer viene una baja laboral larga... que viene acompañada por un letargo en nuevas actividades, desde un nuevo trabajo, hasta aprender un nuevo hobby, pasando por hacer nuevas amistades. La vida se para y estas cosas también.
Pasa un año o más y tú has dejado de tener ciertas habilidades... Antes se te daba bien... no sé, socializar... ahora, ni te apetece. Antes lo mismo se te daba bien recordar y asociar ideas, pues tras la quimio eres más lenta que el caballo del malo,... Podría seguir así, poniendo mil ejemplos, pero seguro que tú me estás entendiendo.
Yo, que soy la que escribo sobre confianza, he perdido mucha autoconfianza... La desconexión con el mundo, no sólo laboral, te hace sentirte pequeñita, muy pequeñita... y te planteas muchas veces, ¿qué se hacer yo en esta vida? O mejor dicho, ¿ahora que puedo hacer yo? Porque te sientes distinta... así que no sabes si puedes responder igual que antes ante las mismas actividades.
Yo he vuelto a estudiar y ha sido, sobre todo al principio, complicado. Creía que no estaba al nivel. Me planteaba cosas como:
- muy mayor con respecto al resto.
- no me concentro como antes.
- ¡¡¡uff!!! Demasiadas tareas y no sé ni por donde empezar.
- tarea entregada... ¿estará bien? ¿Cumpliré los objetivos de la tarea?
- ...
Antes del cáncer, JAMÁS, me habría planteado esto. Sabía que podía y punto.
Ya estoy casi acabando el máster y ¿sabéis?, HE PODIDO. Al mismo nivel que los demás... y lo que más me ha gustado, he aprendido mucho de otras personas y creo que he enseñado cosas a los demás.
A veces crees que la vida te va llevando sin ton ni son, pero todo sirve para algo. Puede que no acabe siendo docente o puede que acabe siendo docente antes de lo que me creo... pero haber estudiado este máster (máster en profesorado de ESO y FP, por si no lo había dicho) y coincidir con tantos compañeros y profesores me ha abierto la mente y me ha permitido decir:
-¡Eh! Tú eres una más en el grupo, tontaina.
Ahora toca enfrentarse a nuevos retos... pero creo que haber dado un paso en algo que me asustaba al principio me permite ser un poquito más confiada y recordar que todo se puede si se intenta.
Lo bueno es que antes pensaba que lo importante era llegar, pero ahora no me importa fracasar, si lo que intenté lo hice motivada e ilusionada.
En el camino se aprenden tantas cosas como cruzando la meta.
He aprendido también, pero esta vez gracias al cáncer de mama, que los pasitos que da una, los damos todas. Los éxitos de alguna, son también tuyos. No sólo vamos a compartir la pérdida.
Después de tanto gris de estos últimos meses, hoy lo veo todo un poquito más rosa...
...Es lo que tienen los días de lluvia...
...que al final siempre sale el sol...