Aprovecho estas últimas horas del día para sentarme un ratito a escribiros.
Puede que hoy resulte la lectura un poco ruda para las que tenéis tetas, pezones y areolas, pero ya sabéis que no me ando con mucha delicadeza cuando hablo sobre operaciones, reconstrucciones,... en definitiva, de tetas. Aunque lo mismo, acabáis hasta sonriendo.
Como ya os anuncié, el mes de Octubre en el blog iba a ser rosa, aunque llevo unos días que me resulta tirando a rojo.
¿Por qué rojo?
¿Qué puedo contar sobre el cáncer de mama que en vez de rosa, sea rojo?
PIGMENTOS
No me he vuelto loca. Poco a poco.
Como ya mencioné en una entrada anterior, he pasado por la Clínica Ixora para acabar mi reconstrucción... Así que ya tengo areolas. Me han realizado una técnica que se llama micropigmetación 3D.
Para que os quede claro, esta parte de la reconstrucción no es como las otras... ésta es óptica. Así, tal cual. Emplean distintos pigmentos para recrear ópticamente una areola y sí, el resultado es brutal. Te miras al espejo y... Dios, vaya tetas. Jejeje...!!! Porque... ya sí que son tetas. O esa es la sensación que tiene una, bueno, que tengo yo.
Aún no me han acabado todo el trabajo de pigmentación. En mi caso, no sé en otros, me coincide con las cicatrices, por lo tanto, es una piel muy fina y delicada... y son muchos pinchacitos, así que, me falta una sesión más, como mínimo. Y los detalles 3D, para hacerlo aún más real posible.
Os he dicho que pinta rojo el mes de Octubre, y seguro que se os escapa una risita ahora, porque no puedo dejar de mirarme en el espejo y ver que mis nuevas areolas están rojas, rojas, rojas. Son así porque el pigmento usado es más oscuro al principio, pero luego aclara... y bastante. Así que hay que esperar semanas, quizá meses en ver la tonalidad final.
¿Será por esperar? ¿Será por paciencia?
Yo estoy muy contenta. No dejo de mirarme. Me sigue sorprendiendo lo que inventan los médicos. Y estoy loca por acabar todo el proceso, por ver como queda y, no os engaño, por que me dejen ya un poquito en paz, también.
Si la experiencia de la reconstrucción del pezón me pareció surrealista, esta no se queda atrás. Estás en manos de un médico, en este caso mío, doctora, que te está dibujando unas areolas... y tú te tumbas algo cohibida porque estas enseñando tus tetas inacabadas a una persona nueva y te levantas que eres la reina del mambo.
Yo llevaba meses imaginando como sería verme de nuevo "acabada", pero no acerté con ninguna. Me he sentido normal. Dios, pago con gusto cada euro por haber logrado sentirme normal.
Una amiga mía me dice siempre que me ve recuperada porque sabe que me da cada vez más vergüenza enseñar el pecho. Y es verdad. Estos dos últimos años he enseñado las tetas, las antiguas y estas... mil veces... A mis médicos habituales, pero también a enfermeros y enfermeras de forma puntual y jamás me sentí avergonzada, ni tímida, ni vulnerable.
Sin embargo, las últimas veces, ya iba recuperando ese pudor de la desnudez que siempre se tiene al ir a un médico. Y no sentirme "acabada" estaba influyéndome. Ahora, con mis areolas, rojas sí, pero mis areolas, voy por la calle y voy tan normal. Tan... Ana.
Es lo mejor de todo. Es lo más mejor del mundo mundial.
Me han dicho que esta técnica es mejor que el tatuaje porque es mucho más real. La verdad es que una ve fotos y se ve la diferencia, pero creo que, en cualquier caso, esta parte de la reconstrucción es más psicológica que otra cosa.
El cáncer de mama no siempre se lleva tus tetas, pero lo que sí se lleva en todos los casos, es parte de tu identidad como mujer, parte de tu feminidad, la física y la mental. Y creo que la reconstrucción mamaria ayuda más bien a la mental.
Siempre os he dicho que se puede vivir sin tetas y ser feliz y prueba de ello son las numerosas mujeres que viven con un pecho menos o sin los dos y no se plantean la reconstrucción porque se sienten bien y no quieren pasar por más calvarios.
Yo creo, sin embargo, que cuando tu cabeza siente que te falta algo, difícilmente puedes ser feliz. Y ahí es cuando la reconstrucción te ayuda a recomponerte poco a poco.
Sé que las oncoamigas que van por detrás mía tienen miedo y cierta inquietud por lo que les viene, pero yo, a día de hoy, estoy contenta por haber tenido fuerzas y valor suficiente para acabar todo el proceso. Qué no es fácil. Nada. Así que, desde acá, os animo a todas las luchadoras que estáis en fase de reconstrucción. Sé que no es fácil. Y a veces, los resultados no son fáciles de asimilar..........
pero merece la pena por un minuto de normalidad.
Shut up and dance with me...
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