viernes, 4 de diciembre de 2015

De puente con areolas nuevas

¡Cómo estaré de liada que llega el viernes y siento como que cerrara la oficina! Pero antes de cerrar quiero estar un ratito con vosotros. 

Ayer estuvimos de médicos y, últimamente, ¡¡¡¡ya no son siempre para mí!!!! 

¡¡¡YUPI!!! 

Como os decía, ayer estuvimos de médicos y me tocó mi revisión-retoque de la micropigmentación.


¿Sabéis qué es lo mejor de un cirujano plástico? Su perfeccionismo

Ya he ido a dos plásticos y de los dos me llevo la misma opinión: son tiquismiquis a más no poder. Además, tengo que decir que creo que en el caso de una mastectomía, se lo toman como algo personal, como si fueran a "crear" una obra de arte. Así que no te abandonan hasta que no estén satisfechos del todo. Eso quiere decir, 4-5 sesiones después de que tu experimentes el clímax pezoncil.

Pues eso, que ayer me dieron unos 15 minutillos de retoque pezoncil. Como os digo, para mí estaba bien desde la primera sesión hace ya más de 3 meses. Las que no tenemos pezones por lo visto nos conformamos con cualquier cosilla que nos pongan. Sin embargo, la doctora y su perfeccionismo me están llevando a pensar que tras la sesión 3 y unos dolorosísimos 15 minutos, el grado de similitud con la realidad que voy a alcanzar es muy muy muy elevado. 

Me sigo sorprendiendo a día de hoy de los avances en la cirugía plástica. Es alucinante, pero, principalmente, es de agradecer. ¡Qué suerte pasar por esto en el año 2013-2015! Aunque también pienso en la buena genética heredada de forma que mis cicatrices casi brillan por su ausencia. Casi, ¿eh?

A pesar de que cada día se me hace más pesado ir a que me hagan retoques estéticos en mi pecho por el elevado grado de satisfacción que he alcanzado con mis nuevas tetas, debo insistir en que ese grado de satisfacción lo he alcanzado renunciando a la idea de tener unas tetas normales.

¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que hace mucho tiempo que acepté que lo que iban a ponerme ni de lejos serían unas tetas normales, blanditas y naturales. 

Una vez que te haces a la idea de esto... todo lo que te "dan", si va sin complicaciones como infecciones, problemas de cicatrización, etc, te gusta. Te gustará amiga.

Eso sí, el ejercicio de paciencia no se acaba nunca. 

Como os decía al principio, yo ya me conformaba con mis pezones rojos rojos rojos, pero claro, llega la siguiente sesión y ya te aplican otro pigmento y te hacen no sé qué de los tubérculos o trabéculas que no sé yo muy bien qué es exactamente y, de repente, te miras al espejo y dices, ¡¡¡¡hostias!!!!

Así que, de nuevo, te recuerdan tus santas tetas que debes tener paciencia. Mucha. Lo que ves el primer día no es lo mismo que verás 2 años después. Todo necesita  su tiempo. Pero la espera merece la pena... y hasta el dolor. 

Nota: ayer me dolió tela, ¿se nota, no? 

Antes de irme con mis areolas a otra parte, os quiero desear un feliz fin de semana. Tan largo como un puente. 

Hasta la semana que viene. 




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