miércoles, 30 de marzo de 2016

¿Terror a las revisiones oncológicas?

No, no os tengo olvidados. Eso nunca.

He estado de revisión oncológica y he acabado agotada, física y mentalmente.

Si es cuestión de decir la verdad, no puedo deciros que no le tengo miedo a las revisiones médicas. Mi Anto me dice, cuando me tomo mal algún resultado o algún valor de la lactato deshidrogenasa fuera de referencia por ejemplo, que parece que quiero ponerme mala otra vez. 

Evidentemente, él sabe que no, pero no puede entender ese miedo irracional al "todavía puede ser peor".

Pues sí, no os miento y he estado agobiada con mi última revisión médica. Cuando te sale un valor en una analítica que se sale de los valores de referencia y sabes que eso estaba alto cuando estabas con un tumor tetil, ¿no temblarías tú? 

Yo tiemblo... le tengo más miedo a la lactato deshidrogenasa que al CEA o al Ca 15.3. En serio. 

Mi oncólogo, el Dr. Virizuela, siempre me tranquiliza y me da algo de sentido común. A estas alturas, es el único médico que me sigue viendo con una regularidad de 4 meses y nunca me importa ir a verlo. Es curiosa esta enfermedad... el oncólogo, que es el médico que ninguno queréis ver de cerca, es el médico que más quieres ver durante y después de tener cáncer. Tanto si tiene malas noticias como si tiene buenas, quieres tenerlo cerca porque el puede curarte. Sin pócimas mágicas y sí con mucho veneno y mucho cariño. 

Esta última vez que le he visitado también salí sonriendo y tranquila. El efecto sedante de su consulta dura unos meses... Espero que nunca me diga que me verá de año en año... Temo ese día. 

Hoy también os quiero hablar de los efectos colaterales de tener antecedentes de cáncer de mama cada vez que vas al médico. Me explico.

Debido a molestias en el estómago que ya me duran más de lo que resultaría soportable, mi oncólogo me mandó al digestivo. Para él, rutinario, pero claro, para el médico digestivo soy una paciente con antecedentes de cáncer de mama. Eso significa que si cuida a sus pacientes, a ti... más. Lo que me ha valido una endoscopia de rigor (entiendo que se la hacen a todos los que van con el mismo problema) y una biopsia de mi esófago y de mi estómago. 

Tranquis, que parece que de ésta salgo. Protector gástrico, actividad física y una dieta libre de picantes y estimulantes. 

Para cualquiera es una lata encontrarse mal y tener que pasar por estas pruebas... para una enferma de cáncer que se está recuperando es abrirle la puerta a ese vecino coñazo que es el miedo. 

No puedo mentir... esto no nos abandonará en la vida. Cualquier síntoma, cualquier malestar te lleva a un médico por el miedo y te saca de su consulta con más pruebas y con más miedo porque siempre hay un "por si acaso"... 

Eso sí, todo no es malo...Cuando sales de la consulta con buenas noticias, te da un subidón que vuelves a creer que todo es posible y que algo mejor te está esperando... y hasta te das cuenta de que eres hasta afortunada porque estás más vigilada que nadie, vamos, que eres un monumento a la detección precoz de cualquier enfermedad!!!! 

Mi revisión oncológica está medio acabada... tengo que volver al digestivo y a la ginecóloga porque estoy en tratamiento por afecciones comunes por lo visto. 

Sí, sí... aunque no te lo creas oncoamiga, también te pondrás mala por enfermedades comunes, como todos los mortales. 

Pues eso es todo, todo un mes de médicos y de pruebas y de pinchazos. Otro día os hablaré de mis venas vacías... 

Estoy agotada, pero hay cosas por las que hay que pasar sí o sí y hay que tomarlas así, tal y como llegan a ti. 

Cuando las pasas, empiezas de nuevo. 



Se os quiere. 

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