Buenos días desde la ciudad tomada...
Digo esto porque hoy se han combinado dos eventos bastante inusuales en Sevilla, desde donde escribo. Hoy hay un simulacro en Sevilla de terremoto y, yo no sé si los que viven acá se han dado cuenta, pero ayer mi barrio parecía un estado sitiado y asediado por militares.... Qué despliegue!!! Además, hoy, llueve. Hoy que tengo que salir a la calle a entregar unos papeles... hoy... diluvia y hay alerta amarilla. No os engaño si os digo que en este año habrá llovido en Sevilla, no sé, 10 días??? Pues, como no puede ser de otra manera, cuando hay algo importante que hacer... llueve a mares.
La conclusión... encerrada en casa, de momento.
No pasa nada... Yo siempre tengo cosas que hacer. No sé cómo me las apaño, pero siempre tengo cosas por hacer. Lo que no tengo siempre es tiempo.
¿O sí?
Cuando eres pequeño el tiempo no es un concepto que tengas presente... van pasando los días y crees que serás inmortal. Cuando vamos creciendo, la percepción del tiempo y de la vida cambia y, el ansia por hacer cosas nos imprime velocidad, siendo nuestro deseo que el tiempo transcurra rápido, para conseguir nuestros sueños y disfrutar de lo que creemos que nos hará felices.
Todos anhelamos que pase el tiempo como si éste nos fuera a entregar un premio. Como si en unos años fuéramos a lograr alcanzar aquello por lo que tanto luchamos. Yo antes también era así... Siempre deseando que pasara el tiempo... y me perdí muchos momentos.
Cuando tienes cáncer de mama... el tiempo se para.
Cuando superas un cáncer de mama... vas tarde.
Es así.
Yo no le cojo el ritmo a la vida. En mi mundo de niña burbuja todo es más sencillo y va al ritmo que deseo... aunque mire con cara lánguida por mi ventana a esas personas atareadas que mantienen un ritmo acelerado que en muchos casos, les secuestra el aliento.
El cáncer de mama me ha dado una segunda oportunidad. Cuando los pacientes de cáncer decimos que tenemos un segundo cumpleaños no es algo manido que decimos... es que lo sentimos. Y al igual que cuando eres un niño, los "neonatos" tenemos que aprender muchas cosas de la vida, como encontrar nuestro sitio de nuevo, para empezar.
Lo que si se nos regala al "nacer" es una nueva "soportable" conciencia del pasar del tiempo. Como hemos pensado que se nos agotaban las pilas, ahora cada simple segundo de nuestra vida es una eternidad. A diferencia de lo que podría pensarse, tras el cáncer de mama, no deseo que el tiempo pase rápido. Ni siquiera he llegado a desear que los 5 años de mi tamoxifeno pasen volando. Deseo rellenar esos 5 años de cosas hechas, pero a mi ritmo.
Nuestro paso en esta vida es breve... Breve es 15 años y breve son también 100. Yo añado a esto que como nunca sabes cuando te va a tocar despedirte, esta brevedad del tiempo resulta insoportable para los sanotes.
Yo, me repito, no me quiero morir. Ni con 40 ni con 80 ni con 100, pero sé que no depende de mí. Lo que sí depende de mi es lo que pasa en ese tiempo.
Vuelvo a lo del ritmo.
Mi ritmo tras el cáncer es distinto. Puede que os parezca a los sanotes que los que pasamos por un cáncer nos volvemos locos al recuperarnos y queremos aprovechar cada momento regalado y hacer mil cosas y vivir a tope...
Un mojón.
Yo quiero hacer muchas cosas, como antes de caer mala, pero lo que quiero es vivir cada momento... No sólo grandes eventos... hay que vivir el día a día. Sentir plenitud en el hogar, aunque pasen los días entre libros y películas y un marido metido a repostero.
Es triste, pero a veces, cuando olvido mi nuevo yo, me estreso porque quiero tener las cosas ya!!! Y no es así como quiero vivir.
Este fin de semana he aprendido una lección importante de una amiga del instituto, Silvia Hidalgo.
Silvia ha escrito un libro. Dejarse flequillo.
No, no escribo para darle publicidad e invitaros a comprar el libro. Qué tambien!!! (Comprar Dejarse flequillo). Escribo sobre ella porque desde hace mucho sé que le apasiona la escritura, que iba a talleres de escritura y sabía de su inquietud por la literatura, el cine y la música.
Hace unos meses nos sorprendió dándonos la noticia de la publicación de su libro y yo pensé lo mismo que pensé este viernes en la presentación oficial del libro, que paso a paso, sin prisa, salen las cosas... y muy bien, por cierto.
Además, estar con ella compartiendo ese momento de su vida, me hizo recordar tan buenos momentos que pasamos juntas en la que la vida pasaba como debe pasar, poco a poco y llena de risas y de cosas por hacer.
A la meta se llega con constancia y mucho trabajo... Y me siento muy orgullosa de ella.
El post de hoy no es un consejo para nadie... es algo que me repito día tras día. Y que Silvia me hizo recordar...
Bueno, ahora me toca mojarme...
Feliz lunes!!!!
A leer...
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