lunes, 14 de diciembre de 2015

De nuevo... el amor todo lo cura

Me vais a tener que disculpar... 

En estos días ando preparando papeles. Los que habéis estado dedicados a la investigación seguro que sabéis bien a que me refiero cuando digo papeleos......... 

"la muerte a pellizcos"

Vamos, que rellenar una Instancia-Curriculum en ocasiones es una tarea imposible...

Así que espero que me disculpéis si no puedo escribir esta semana. 


Tengo pendiente la entrada del libro de Albert Espinosa, "El mundo amarillo". Es un libro que cambió mi onco-vivencia y no puedo tener un blog sobre cáncer de mama y no dedicarle una entrada, de las que preparo con bastante tiempo de lo especiales que son para mí. Sin embargo, no está aún acabada a mi gusto, y estos días no podré dedicarle el tiempo que se merece, así que creo que ya tocará en Navidad. 

Estas Fiestas os invitaré a leer este libro o a que lo regaléis porque no sólo los enfermos de cáncer lo sabemos valorar, sino que creo que todos podemos sacar de él verdaderas lecciones de vida.

Sin embargo, no quiero dejar pasar tiempo sin acordarme de los que casi nadie se acuerda, ni a base de terror. 

Como he dicho en varias ocasiones, el terror, el miedo... nos afecta a todos cuando nos toca de cerca. Quiero decir con esto que nadie se asusta de un cáncer de mama hasta que no se entera de que alguien cercano tiene uno, hasta que alguien cercano entra en su vida con un pañuelo en la cabeza y le recuerda que... ¡podrías ser tú!

Con los atentados terroristas en París pasa algo similar. Me sentí realmente afectada como la mayoría porque, creedme, me vi en una terraza de París disfrutando de una cena estupenda.... y sentí miedo. ¿Podría haber sido yo? Bueno, no sólo me vi... De hecho, en muchas fotos que publicáis en las redes sociales os he visto realmente en terrazas parisinas.... Y no pude dejar de pensar que ¿y si hubiera sido alguien cercano?

Esa misma sensación se me ha generado con los Policías Nacionales fallecidos en Kabul por un atentado terrorista. No os miento, cuando supe la noticia... no sé, una da por hecho que esas cosas pasan en esas latitudes y no se sorprende, pero no significa que no se me encoja el corazón, especialmente cuando el Cuerpo Nacional de Policía me es cercano. ¿Y si hubieran sido mis conocidos? 

Sé que es un trabajo de entrega y mucho compromiso. Y no... no va en el sueldo ni en la profesión. Son personas que hacían su trabajo y lo mejor para sus familias.

Se podría pensar que Afganistán es un país peligroso, que de hecho, lo es, y por eso pasan esas cosas, pero... ¿Dónde no llega el terror?

A pesar de que no le veo solución, sigo creyendo firmemente que otra vida es posible...sin terror y sin violencia. 

Y que el amor nos marcará el camino.

Sigo creyendo que el amor todo lo cura... curará el dolor de la pérdida y curará el miedo. 


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