domingo, 20 de marzo de 2016

Un cuento sobre la envidia


No te dejes engañar, la envidia sana no existe. 

Lo que solemos llamar envidia sana no es más que autocontrol y capacidad de focalizar esa sensación porque eres buena persona y tienes buen corazón. 

Si hay algún especialista en psicología que me lea, por favor, que aporte su granito a esto que escribo y contribuya a darle más valor. 

Hoy hablo de envidia porque hoy he comprobado lo que puede llegar a hacer la envidia más enfermiza... Lo siento amiga. Y porque hoy todo lo que leo sobre cáncer acaba relacionado con la envidia. 

Hablando de expertos y de envidia, he leído que en muchos trabajos la envidia es tratada como "aversión o miedo a la desigualdad". Yo estoy muy de acuerdo con esta definición. Es más, he leído que los envidiosos están dispuestos a gastar recursos de todo tipo con tal de reducir las diferencias de bienestar material respecto a otras personas... vamos, que como se creen que ellos tienen menos, en vez de luchar por tener más, tratan de menospreciar lo que tú tienes y el esfuerzo que ha supuesto tener lo que tienes. 

Y ¿el cáncer? 

Voy, poco a poco. 

Las enfermas de cáncer de mama nos convertimos en superheroínas de la noche a la mañana. No por nosotras mismas, sino por cómo nos ven los demás. Sin embargo yo siempre he dicho que no he hecho otra cosas que lo que me tocaba, tirar palante como harías tú, aunque no te lo puedas creer. 

Las enfermas de cáncer tenemos muchas virtudes, pero en lo que somos buenas  de verdad es en haceros creer a los sanotes que esto es más fácil de lo que parece. Superar un cáncer es muy difícil y en mi caso, que es el que conozco, además, es doloroso. La quimio es la mayor putada que se ha inventado nadie y que te amputen dos mamas y te expandan el músculo para meter dos implantes de 450 cc debajo duele tanto o más de lo que te puedes imaginar. Sí, como si un camión te pasara por encima. Más o menos. 

Sin embargo, la mayoría de las personas que "pasan" contigo la enfermedad no ven eso porque nos empeñamos en no hacerles partícipes. En parte lo hacemos para no generar un sufrimiento gratuito a nuestros seres queridos, pero en otros casos, es que es más fácil para nosotras. Así de simple. 

Ante los ojos de los demás, el cáncer y sus tratamientos están pareciendo una gripe. 

CULPA, CULPITA MÍA. 

Parece tan "llevadero" que a los sanotes os parece un problema más de la vida.

Y no lo es. El cáncer no es un problema más en la vida de una persona. 

El cáncer supone para nosotras el adiós a lo que éramos y el tan difícil de llevar, ¿quiénes somos ahora? 

Es una experiencia tan dolorosa, tan difícil y tan angustiosa que no pasa con los años... si los tienes, porque se nos olvida que el cáncer... MATA. Mucho más que una gripe. 

¿Y la envidia? 

Existen los once-envidiosos. Alucinad. Ya puedo ver vuestras caras con esos ojos saliendo de las cuencas. Sí, colegas, no os miento. 

Os explico. 

Retomando lo que he comentado antes, el envidioso desea lo que tienes, ¿no?

Vamos, no envidia tu cáncer. Es envidioso, no gilipollas. 

El problema de los envidiosos con las que tenemos cáncer es que tenemos atención, mucha más de la que queremos y que en la mayor parte de los casos, no hemos pedido. 

Ellos quieren esa atención y se cansan de no tenerla. 

El problema de los envidiosos con las que tenemos cáncer es que se cansan de nosotras porque ellas también tienen problemas, sin embargo, sus vidas no corren peligro y la tuya está en suspensión. 

Ellos no entienden que un problema para ti no es lo mismo que para ellos. 

Pero, de todos, el problema más grande que tienen los envidiosos con las que tenemos cáncer es que nosotras tenemos algo que ellos desean por encima de todo... 

...el secreto de la felicidad. 

No puede ser otra cosa. 

Nosotras, las que hemos pasado por el cáncer hemos descubierto dónde habita la felicidad y la vamos a buscar como quien busca a una buena amiga. 

Ante los ojos de los demás, tener cáncer y no perder la sonrisa es un milagro. 

Ante los ojos de un envidioso, tu milagro es su amargura. 

Amiga, la crueldad va de la mano de la envidia, así que, ya sabes, ponte guapa y sonríe. 



2 comentarios:

  1. Algunas veces pienso: que putada si me muriera para toda esa gente que me ha subido en un pedestal solo, por como tú dices, hacerles creer que el cáncer es como una gripe. Lástima de ese club de onco-fans que me he hecho. Y la envidia, que te digo, hay gente que no tiene otra cosa que hacer. NOELIA.

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  2. http://teresaferreiro.com/maternidad-y-cancer/

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