martes, 20 de mayo de 2014

Sonríe... puedes hacerlo

Buenos días:

Acá ando, de vuelta, después de haber pasado un fin de semana estupendo poniendo sonrisas a recuerdos malos. Así que hoy quiero hablar del poder de sonreír.

Hace poco leí que cada vez más la gente recurrimos a poner la mejor de nuestras sonrisas en fotos que publicamos en muchos casos a lo loco, fotos y sonrisas que no reflejan en la mayoría de los casos una realidad, sino aquello que nos gustaría ser o sentir.... y yo, que percibí la crítica del autor, pensé...¿y qué?

¿Qué tendrá de malo intentar poner una sonrisa a un día malo?


Y me respondí yo misma: que se haga para enseñar los dientes.

Recordáis a esa Isabel Pantoja fingiendo una gran sonrisa y diciéndole a Muñoz, "dientes, dientes, que es lo que les jode". Pues sí, las redes sociales también sirven para que la gente le dé en los morros a otra, pero no vayamos a caer en el error de censurar a todos los que compartimos una sonrisa o un buen momento porque creo que hoy en día una sonrisa vale lo suficiente como para compartirla.

El poder de una sonrisa... a eso voy... 

Si habéis estado cerca mía, sabréis lo difícil que era para mí vivir situaciones agradables durante este año. Durante la quimio, pude disfrutar de algunos días en alguna terraza en excelente compañía, pero el cansancio extremo y el calor me impidió disfrutar de un verano normal. No obstante, creo que no lo recuerdo con amargura, recuerdo aquellos días contados en los que he podido disfrutar de buena compañía, aquellos días en los que las sonrisas venían solas. Esas sonrisas me daban aire para aguantar mis ciclos. Esas sonrisas curaban. Sin embargo, el postoperatorio para mí ha sido más difícil porque sonreír era un ejercicio duro como los que tengo que hacer para recuperar mi movilidad o evitar un linfedema... una rutina. Sonreír no era fácil, pero milagrosamente, llega un momento en el que la sonrisa me sale sola.  

Ya lo he comentado en alguna que otra entrada, quien bien te quiere se alegra de tu sonrisa y sabe que hay mucho detrás de ella, aunque, afortunadamente, no tenga ni idea "en sus propias carnes" de lo que has pasado para lograrla. Y, lo más importante, te respeta porque sabe que a pesar de todo lo vivido sonríes o lo intentas. Te valora porque piensa que es algo grande lo que has logrado. 

Siempre intento dirigirme a chicas que puedan leer esto y que tengan cáncer de mama o lo hayan tenido y anden perdidas y desanimadas... Chicas, esto es grande. Algo gordo. Tened siempre claro que lo superaréis, pero si lo hacéis logrando una sonrisa y descubriendo que después de la tormenta sois más felices que antes, entonces habréis logrado algo que mucha gente no sabe ni sabrá en toda su vida... 

...que sólo nosotros somos responsables de nuestras alegrías y nuestras penas... y que habéis decidido ser felices. Ahora sabéis que los acontecimientos de la vida se deben vivir  como lo que son y que dramatizar solo conduce a la amargura... 


A aquellos que no valoren tu sonrisa les dices que tu sonrisa no es falsa, que refleja nuestra rebeldía. Nos rebelamos ante esta enfermedad, ante el dolor físico, ante el miedo, ante la desesperanza, ante el abandono, ante los cambios físicos, ante las cicatrices,... 

Como veis, no todas las sonrisas son iguales. Y la mía ahora es más grande. Y sé distinguir las falsas, las que muestran dientes, las que no quieres en tu vida, pero lo que más importa, sabes que las verdaderas pueden ser naturales o no, pero, en cualquier caso, son una decisión valiente... y ser valiente no es fácil. 

He aprendido a descubrir que la vida no es fácil para muchas personas y que en silencio viven con sus dificultades...Nos sorprenderíamos, el más callado suele ser el que peores momentos vive. Sin embargo, en la gran mayoría he descubierto el instinto de ser feliz a pesar de las adversidades de la vida y podría poner nombres a aquellas que creo que son más felices ahora que antes cuando todo les era más fácil. Creo que esas personas me leen y saben de que hablo... y sonríen. 

He conocido también a quien no es capaz de superar acontecimientos normales de la vida y carece de herramientas emocionales para comprender que está en su mano no amargarse la existencia y mucho más, no amargar a los que le rodean. Si eres de los que cree que lo has pasado horriblemente mal y que por eso ni quieres intentar sonreír o al menos no amargar a nadie, créeme, con mirar más allá de nuestro ombligo nos daríamos cuenta de que hay miles de problemas SIN SOLUCIÓN y a pesar de eso, la gente sonríe. Aprendamos de ellos su valor y si no podemos ayudarles, al menos no les enseñemos los dientes.

Hoy no quiero extenderme mucho más... 

Un besín enorme. Y muchas sonrisas.





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